José 

Ignacio López nos habla efusivamente sobre el verdadero significado y el alto grado de depersonalidad de la radio . El papel importante que cumple el oído en nosotros, dándonos la capacidad de enlazarnos con la realidad, con la imaginación y los sentimientos. Y es que, el oído, es el que capta y traduce los sonidos; el que hace sonar las cosas, porque la naturaleza es sorda y sin el oído, nadie oyera nada y los sonidos portal no existieran.
Es por ello, importante también conocer al oído y su funcionamiento, reconocer desde el momento que las vibraciones de aire venidas del exterior llegan al pabellón de la oreja. Este las reconoce y las transmite con el conducto auditivo externo hasta la membrana del tímpano, chocando contra ella y estremeciéndola al mismo tiempo que la cadena de huesitos, ligados al tímpano; los cuales logran que lleguen al orégano de corte, donde el líquido de la endofila despierta en ella ondas imperceptibles que golfean células auditivas, las cuales deben sonar. Es así, donde el cerebro en emociones de la fuente del sonido. Todo ello, es maravilloso tanto por la capacidad y rapidez del funcionamiento de este órgano; como también porque al llegar al cerebro traduce sonidos a sentimientos y emociones, es decir nuestros oídos sienten, son sensibles, por tal se crea unible intimo por excelencia.
El sentido de intimidad, que es el oído, también logra que la radio sea un medio de comunicación íntimo ya que es a este sentido al que se dirige. Por ello, actualmente la radio se concentra en su lenguaje más específicos, el de los sentimientos, y en su carácter de compañía personal, aunque esto en un principio no fue así; pero ahora quiere lograr esta intimidad, este tono de confianza y hasta de complicidad entre el locutor y el oyente. Para lograr esto, debe crearse un clima calido, através de un tono colonial al, de un lenguaje afectivo, de emociones; porque, como afirma el autor en Radio lo afectivo. Y es que, las personas buscan esta efectividad, para desconectarse de los problemas y perder el aburrimiento. Es ahí, donde entra a tallar la primera misión de una radio: alegrarle la vida a la gente, a hacerla reír y divertir, que de alguna manera también es una misión educativa de la Radio.

Por otro lado, la radio es un medio y es que eminentemente visual, como lo refirió Mcluhan ; brinda palabras materiales, palabras que pintan la realidad, la imaginación y hasta la fantasía en las personas , através lo que escuchamos, el oído despierta la imaginación, hace ver a este ojo interior que todos tenemos y nos muestra todo lo que deseamos ver y sentir através de las palabras, la música y los efectos que nos sonidos transmiten la radio, el cual tiene un gran papel de estimulador en la audiencia. Y también, el gran desafío de un radialista, que quiere lograr un buen programa de radio, realmente profesional; así como el ejemplo que nos brinda el autor, donde resalta esta actitud estimuladora de la imaginación en radio. Hablar por radio es despertar nuevas ideas, estimular criticidad, sentar juicios y sacudir prejuicios, porque el oído desarrolla pensamientos propios, y es el medio radiofónico através de los radialistas hacerlo con gracia y pasión.
Por ultimo, concluimos que la personalidad de la radio lo establece el oído humano, porque es este quien desarrolla el carácter imaginativo y emotivo, que le dan esta personalidad a este medio de comunicación ciudadana. Asimismo, debemos fortalecer la misión de la radio, estableciendo una corriente afectiva entre el radialista y el oyente. Porque hacen radio significa pasión y simpatía compartida.
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